PIDEN AL MINISTRO DE INMIGRACIÓN
EVITE EXPULSIÓN DE FAMILIA MEXICANA
Por FRANCISCO ORTIZ VELÁZQUEZ.
Communivision Canada.
Sábado 11 de junio 2011.
MONTREAL, Québec, (CPN Press Network).-- Una diputada del Nuevo Partido Demócrata, Marjolaine Boutin-Sweet, pidió la intervención del Ministro de Inmigración de Canadá, Jason Kenney, para evitar la expulsión de una familia mexicana que vive en el distrito de Hochelaga, en Montreal.
La familia de Alfredo Castillo Olivares llegó a Canadá hace cuatro años y se instaló en el distrito de Hochelaga-Maisonneuve, tras haber dejado México bajo amenazas de muerte. Ahora, esta familia, que cuenta con tres niños, podría ser reenviada de regreso a su país de origen, tal como injustamente ha sucedido con otras familias de mexicanos y de otros países de América Latina, que han llegado a forjarse un mejor futuro, a integrarse a esta sociedad y a buscar ser ciudadanos ejemplares.
La Comisión de Ciudadanía e Inmigración así como la Corte Federal de Apelación, han juzgado que la familia Castillo Olivares no ha probado que al regresar a México, sus integrantes pueden correr peligro de muerte.
Es así que, la diputada neo-demócrata de Hochelaga, Marjolaine Boutin-Sweet, ha decidido abogar por ellos y pidió al Ministro de Inmigración, Jason Kenney, su intervención para invalidar la decisión de la Corte Federal de Apelación.
“La familia Castillo representa lo que la sociedad quebequénse espera de los nuevos inmigrantes, de los nuevos quebequénses. Ellos se han integrado y son un valor activo para nuestra comunidad”, dijo la diputada Boutin-Sweet.
MÉXICO DEBE SER CONSIDERADO
PAÍS DE RIESGO POR CANADÁ
Añadió la legisladora que deportaciones injustas como la que se pretende ejercer sobre esta familia, “son un ejemplo de las lagunas de nuestro sistema de inmigración. Bajo el pretexto de que México no figura en la lista de países considerados de riesgo por Canadá, se amenaza con regresar a toda una familia a un país del cual han huido pues temen por su vida”.
Para avalar esta solicitud a fin de que la familia Castillo Olivares no sea deportada, funcionarios electos de todos los niveles de gobierno de Hochelaga-Maisonneuve, firmaron cartas que ya fueron enviadas a Jason Kenney y al Ministro de Seguridad Pública, Vic Toews, para convencerlos de que muestren compasión hacia esta familia.
Oswaldo Alfredo Castillo Olivares afirma que su familia recibió amenazas de muerte y que ha sido víctima de violencia en México debido a su implicación en actividades sindicales.
Esta familia es sólo la punta del iceberg, es decir, es sólo una de las miles de familias que permanecen todavía aquí en espera de su suerte o de otras que están a punto de ser regresadas a su país y que les ha negado el estatus de refugio. Esta es una familia como muchas otras que ya fueron regresadas a su país y que corren inminente riesgo de muerte en México.
Canadá no quiere reconocer que México vive en estado de guerra debido a las circunstancias de violencia, inseguridad y asesinatos que existen en esta nación, con las agravantes de la impunidad y la corrupción del gobierno, del ejército y de la policía de este país a todos niveles, además de los peligros de secuestro, extorsión y reclutamiento forzado de la población civil a las actividades del narcotráfico por parte de los cárteles de la droga.
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CONCLUYÓ LA LUCHA DE FAUSTINO
COMUNIVISIÓN MÉXICO.
Martes 2 de febrero 2010.
VERACRUZ, México, (CPN Press News).— La tenaz e intensa lucha que llevaba a cabo Faustino Bustos Fernández concluyó este domingo 31 de enero, a las 3:30 de la madrugada, al fallecer luego de varios meses de tratar de superar la devastadora enfermedad que lo aquejaba, un cáncer de hígado que rápidamente lo acabó, a pesar de sus 32 años de edad.
La noticia fue dada a conocer por su propia madre, doña Francisca Fernández, quien lo cuidó durante sus últimos días, luego que el pasado 6 de diciembre fue trasladado desde Montreal, Canadá, a México, con el apoyo del Consulado General mexicano en esa ciudad canadiense.
En Montreal, donde Faustino había inmigrado ocho meses antes, los médicos lo habían desahuciado. Al regresar a su estado natal fue internado en el Hospital General de Veracruz el 7 de diciembre, pero tras una semana de estudios, los facultativos le confirmaron que su condición era terminal.
En Montreal, Canadá, la noticia de su fallecimiento fue difundida por Guadalupe Zubieta, de nacionalidad mexicana y por Marco Tulio Rivera, inmigrante venezolano-colombiano. Ambos fueron compañeros de Faustino en la escuela de francés, Centro Yves-Thériault y quienes más estuvieron a su lado durante la peor parte de su enfermedad en Canadá, donde él no tenía familiares que lo ayudaran.
La noticia causó consternación este lunes entre los estudiantes y profesores del Centro Yves-Theriault, donde Faustino estudió apenas unos dos meses.
Faustino murió en la casa de su madre, en el poblado de El Zapotal, municipio de Tres Valles, en la región veracruzana de las Llanuras de Sotavento, México.
Los médicos le habían dado sólamente un mes de vida en noviembre, pero él se aferró a sus esperanzas y sobrevivió todo diciembre y enero.
De acuerdo con informaciones de su madre, doña Francisca Fernández, los 3 mil 400 dólares canadienses que se recaudaron a finales de noviembre pasado entre los alumnos y profesores del Centro Yves-Thériault, para ayudar a Faustino a pasar sus últimos días, no han podido ser cobrados debido a innumerables trabas administrativas de los bancos y a retrasos burocráticos.
Aparentemente el centro escolar Yves Theriault retrasó mucho tiempo la entrega de ese dinero al Consulado General de México en Montreal.
Esa suma fue depositada inicialmente en la dirección del centro escolar Yves-Thériaul en Montreal, para una mayor transparencia en su manejo y de ahí, el Consulado General de México en esa ciudad, se habría encargado de transferirla a doña Francisca Fernández a través de un mecanismo llamado “Valija Diplomática”.
Este método fue tal vez el más seguro, pero también el más tardado, ya que al parecer debido a las vacaciones de fin de año, el proceso de transferencia de ese dinero no fue lo rápido que se esperaba para ser cobrado por la madre de Faustino, ya que siempre que ella acudía al banco, le decían que los fondos todavía no estaban disponibles.
Tampoco fue posible para ella cobrarlo durante todo el mes de enero y este lunes 1 de febrero de 2010, al momento de ser sepultado Faustino, a las 15:30 horas, el dinero tampoco había podido ser cobrado, por lo que su familia tuvo muy escasos recursos para sufragar los funerales.
Este hecho causó indignación entre profesores y alumnos del Centro Yves-Thériault, en Montreal, Canadá, quienes manifestaron su descontento.
Descanse en paz Faustino Bustos Fernández.
FAUSTINO FUE REPATRIADO A VERACRUZ
CRÓNICA.
BELLO DÍA SOLEADO A FAUSTINO…
· Concluye el sueño canadiense para el inmigrante mexicano que padece una enfermedad terminal.
Por FRANCISCO ORTIZ VELÁZQUEZ / Communivision Canada.
Domingo 6 de diciembre de 2009.
MONTREAL, Québec, (CPN Press News).—
Y el inmigrante de 32 años que padece cáncer terminal, pierde la mirada en el infinito del cielo de Montreal y luego penetra al edificio para dirigirse a los mostradores de documentación: a partir de este momento ya no sentirá el frío de esta ciudad. Lo espera la calidez del puerto jarocho, donde nació antes que sus padres emigraran a El Zapotal, municipio de Tres Valles, en la región veracruzana de las Llanuras de Sotavento.
Recibe su pase de abordar. Aprieta Faustino la bolsa con la sonda adherida a su estómago. Se despide, toma una mochila de mano, avanza vacilante con esos tenis Nike nuevecitos, que antes no tuvo oportunidad de estrenar para recorrer las calles de Montreal. Y se dirige a la zona de revisión de equipaje y aduana del aeropuerto Pierre Elliot Trudeau… Luego, a lo lejos se pierde entre las salas de espera, donde su luz casi apagada se entrecruza con otras vidas y destinos…
Ha estado ansioso por abordar ese a vión de Mexicana de Aviación, que a las 14: 35 por fin despega rumbo a la ciudad de México. De ahí cambiará de aeronave para tomar otra hacia Veracruz, donde la noche de este domingo lo esperaba ansiosa su madre, Francisca.
Se va… Faustino acaso cierra brevemente los ojos y luego mira desde la ventanilla del avión por última vez esta ciudad, donde durante ocho meses acarició esperanzas aunque finalmente llegó el desconsuelo. Donde encontró el cariño y una gran solidaridad de muchas personas, que jamás lo habían visto o que nunca lo conocieron, pero que lo apoyaron en sus penurias. Económica y moralmente.
No tenía aquí familia, pero deja una muy cercana: a su mejor amigo y compañero de apartamento, Gustavo Chávez, también de Veracruz, quien por acompañar a Faustino y por buscar en lo personal una vida mejor, dejó a su familia en Kansas City para venir a esta aventura. Quedan también los hermanos originarios de Tijuana, México, Luis y Diego, éste de 13 años, que apenas puede aguantar el llanto al despedirse de Faustino afuera del 2580 de la avenida Henri-Bourassa, en Montreal-Nord.
Queda Marco Tulio Rivera, el venezolano-colombiano que tanto lo ayudó, Jorge López y doña Guadalupe Zubieta, quien le llevaba al hospital antojitos mexicanos que ella le preparaba. Y una familia de más de 1,600 estudiantes y profesores de la escuela de francés, el Centro Yves-Theriault, donde él estudió apenas unos dos meses.
No encontró Faustino Bustos Fernández la cura que venía buscando cuando decidió dejar Kansas City para irse a México y de ahí venirse a Montreal, Canadá, a donde llegó el pasado 2 de abril con su amigo Gustavo. No. La leucemia que le habían anunciado en Estados Unidos en realidad fue un voraz cáncer de hígado, que lo mantuvo postrado los últimos 20 días en el Jewish General Hospital de esta ciudad.
Aquí, los médicos no pudieron ser más fríos ni tajantes: “Su cáncer está muy avanzado ´--le dijeron--y no hay nada que hacer. Ni siquiera intente irse a otro hospital, pues usted ya no tiene más alternativas…”.
Le dieron un mes de vida y desde entonces buscó la manera de viajar a México para reunirse con su madre, Francisca, y su familia, allá en El Zapotal, municipio de Tres Valles, Veracruz, lugar que dejó a los 15 años de edad para irse a probar suerte a los Estados Unidos.
Esta tarde, Faustino se fue… Con su barba de varios días, un rostro serio que por momentos esbozaba sonrisas cuando alguien bromeaba para aligerarle la carga mental de saberse con los días contados. Se va con esa faz de tonalidades verdosas, ojos amarillentos y ese abdomen abultado por la hinchazón del estómago, producida por el tumor que le crece devastadoramente en el hígado y lo ha dejado casi sin funcionamiento.
El sábado Faustino fue desconectado de aparatos en el hospital, ya no le administraron medicinas, lo dieron de alta al mediodía y se fue a su casa a arreglar sus efectos personales. No ha tenido dolor ni fiebre. Por la noche se reunieron con él amigos y allegados. Una discreta fiesta para tratar de alegrarlo un poco. Cervezas Corona y Heineken y botanas que él no pudo tomar ni probar. Se fue a dormir temprano. La salida del hospital, el papeleo y todo eso lo agotó.
Hoy es un nuevo día. Ha permanecido en la cama rodeado de amigos y visitantes. Luego, es hora de marcharse. Firma el último talón del cheque mensual de la Ayuda Social que le ha dado el Ministerio de Empleo y Solidaridad Social del gobierno de Québec, para que Gustavo lo pueda cobrar. Entra al baño. Baja lentamente las escaleras desde el tercer piso. Recibe abrazos y sube a la camioneta de la cónsul Sequeiros, que conduce su esposo.
Atraviesan Montreal, su mirada lánguida parece despedirse de esta ciudad.
Observa el Mont-Royal, la avenida Berri, el boulevard René-Lévesque, la catedral Marie-Reine-du-Monde, réplica de la Basílica de San Pedro de Roma. Calles, plazas y lugares que él nunca pudo visitar.
De la autoruta Ville-Marie a la Transcanadienne, la número 20, desde la cual se ve Montreal en todo su esplendor, camino que conduce a Dorval, la zona del aeropuerto. Hace frío, pero el sol que ilumina las calles y edificios le dice adiós con algunos rayos sobre su rostro demacrado.
Al llegar a la terminal aérea alguien le da una estampita de la virgen de Guadalupe que dice: “No temas mi hijito, ¿que no ves que soy tu madre y estoy yo aquí para cuidarte?”.
Faustino intenta sonreir. Y se va. Al encuentro con su destino...
y este domingo regresará a su natal Veracruz.
* La cónsul Pilar Sequeiros, encargada de Asuntos Legales, tramitó que el Consulado General de México le costeara los gastos de avión y transporte de Montreal hasta su tierra, así como toda la logística de su traslado.
* El joven inmigrante mexicano, de 32 años, padece de cáncer terminal de hígado.
* Faustino saldrá a las 14:35 horas en vuelo de Mexicana de Aviación a la ciudad de México y ahí cambiará de avión rumbo a Veracruz. El lunes será internado en el Hospital General del puerto jarocho.
LA HISTORIA DE FAUSTINO…
MONTREAL, Canadá.— En lugar de buscar el “sueño canadiense” (que ahora sustituye al llamado “sueño americano”), Faustino debe enfrentar su propia lucha, devastadora. Una tragedia que lo tiene postrado en un hospital de Montreal, ante un cáncer terminal de hígado, sin familia ni nadie que lo ayude aquí. Tiene 32 años y al parecer le queda solo un mes de vida.
Esta historia ha cimbrado durante la semana al ámbito estudiantil del Centre Yves-Thériault, donde más de 1,600 estudiantes inmigrantes se encuentran en proceso de “fransisation”, es decir, de aprendizaje de la lengua francesa y de integración a la vida quebequénse.
Todos llegan aquí con sueños bajo la piel y un cargamento de ilusiones, con la esperanza de una vida mejor. Pero el caso de Faustino Bustos Fernández es diferente.
DE LA TIERRA DE DIOS A LA TIERRA DE NADIE..
Hace algunos años, Faustino emigró. Abandonó su pueblo natal, Tres Valles, Veracruz, población situada en una hermosa planicie, pródiga, próspera y cálida de las Llanuras de Sotavento, entre Loma Bonita, Oaxaca y Ciudad Miguel Alemán.
Ahí donde la miel de la tierra son las jugosas piñas, los mangos, las sandías y las bellas mujeres morenas; donde los cenzontles cantan y los ríos de la cuenca del Papaloapan bañan y acarician con sus aguas las pieles tostadas al sol… Donde la brava caña de azúcar crece apuntando al intenso cielo azul de Veracruz.
Un poblado a tan solo 40 metros sobre el nivel del mar de la costa del Golfo de México, con una temperatura media de 25 grados y que hasta 1988 era parte del municipio de Cosamaloapan, pero que ese año, cuando Faustino tenía apenas 11 de edad, se convirtió en Municipio Libre de ese estado.
Ahí, a donde emigran en invierno los patos canadienses y donde no se conoce la nieve más que en barquillos con refrescantes sabores, para apaciguar el intenso calor. Donde las palabras “frío”, “Canadá”, “refugiado”, “Montreal”, “visa”, “temperaturas bajo cero” y las expresiones en francés no significan mucho.
EN BUSCA DE UNA ESPERANZA
Faustino dejó un día ese lugar para buscar una vida mejor. Radicó algunos años en Estados Unidos, donde encontró y perdió el cariño de una mujer. Un amor que retoñó en una niña que siempre pregunta por él, allá en el estado de Colorado.
Ahí, a sus 32 años, surgieron hace poco las penurias de Faustino, ya que él comenzó a sentirse mal. Entonces, los médicos le detectaron leucemia. Como era inmigrante ilegal en Estados Unidos, sin servicios de salud, alguien le aconsejó venirse como refugiado a Canadá. Él le tenía miedo al invierno y al frío, pero se animó y llegó a Montreal hace apenas seis meses, en busca de recibir un tratamiento, medicinas y consuelo.
En septiembre pasado comenzó a estudiar el primer nivel de francés en el Centro Yves-Thériault, de la Commission Scolaire de Montréal. Aquí sus esperanzas se reavivaron al convivio alegre y pleno de vitalidad de todos los inmigrantes, sobre todo latinoamericanos, que llegan para esculpirse su futuro.
COMIENZA EL CALVARIO
Pero hace unas semanas Faustino sintió molestias muy fuertes. El estómago se le inflamaba. Fue al médico y tras realizarle unos estudios le diagnosticaron cáncer avanzado en el hígado. Un tumor maligno crecía en forma devastadora.
Dejó de ir a la escuela el martes 10 de noviembre y entonces Marco Tulio Rivera, un compañero colombiano naturalizado venezolano, fue a buscarlo a su casa, ya que Faustino vive aquí solo y no tiene a nadie. Anteriormente ambos habían trabado cierta amistad.
Marco Tulio investigó su domicilio y al siguiente sábado, 14 de noviembre, fue a buscarlo al 2580 de la calle Saksaulle, cerca del Métro Cremazie. Encontró a Faustino en un estado realmente deplorable. Con fuertes dolores en el estómago, su piel casi verdosa y con una intensa depresión. Se había guardado para sí los informes médicos y sufría sin decirle nada a nadie.
Al otro día, domingo 15, recuerda Marco Tulio, sus compañeros de apartamento lo llevaron de urgencia al hospital judio de Montreal, el Jewish General Hospital, de la rue Sainte-Catherine esquina con Chamin de la Côte-de-Neiges, donde se encuentra postrado hasta la fecha, en la habitación 720. Su médico lo tiene desahuciado y le ha dicho que nada se puede hacer, sino esperar el desenlace fatal.
Faustino cada día se deteriora más, dice Marco Tulio, quien lo visita diariamente. Los médicos buscan estabilizarlo para que él pueda viajar a México, a fin de reunirse con su madre, doña Francisca Fernández, quien vive separada de su padre, Faustino Bustos.
Como todos, él se aferra a la vida e inicialmente quería regresarse a Estados Unidos para buscar una cura, pero el médico le dijo que su enfermedad está muy avanzada y que no hay esperanzas.
SOLIDARIDAD Y GENEROSIDAD ENORMES
La solidaridad entre los estudiantes inmigrantes del Centre Yves-Thériault donde él estudiaba afloró esta semana. Por iniciativa de su maestro del salón 103, donde la silla de Faustino quedó vacía, se realizó una colecta a fin de buscarle recursos para que él regrese a su tierra. La generosidad y solidaridad de los estudiantes, sobre todo latinoamericanos asombró a los profesores y a la directora del plantel, Rita Georgy-Fala, ya que este jueves, solamente en la colecta del turno vespertino, se reunieron 2,700 dólares, los cuales se encuentran depositados en la dirección escolar
Se busca darle apoyo económico para regresar a México y que viva con dignidad y sin problemas el tiempo que le quede de vida al lado de su mamá, doña Francisca, quien también muere cada día de angustia, allá en Tres Valles, Veracruz.
Faustino espera que su médico lo estabilice y de la orden para que salga del hospital y pueda viajar, tal vez la próxima semana. En caso de que su estado de salud le impida regresar a México, ya se busca la manera de que su madre pueda venir a Montreal, para estar con él en su lecho de enfermedad.
Ahora ya no le tiene miedo al frío y le gustaría que ese no fuera su primer y único invierno aquí en Montreal... Aunque se lleguen a temperaturas de -40oC.
Allá, donde la nieve no es blanca ni pesada, sino de sabores a fruta y de colores alegres… Allá, donde esperan a Faustino el agua cristalina del río Papaloapan y la cálida tierra morena de sus ancestros.
Ya después, vendrá lo que Dios diga…